En los primeros años de nuestras vidas, todo es exuberante, tiene colores, sabores y olores más brillantes y nítidos, se quedan grabados en nuestras memorias indeleblemente, y de cuando en cuando vuelven a ti, dejándote paralizado por un momento, tratando de recordar que ha sido lo que te ha traido ese pensamiento a tu mente.
Si al final lo logras, acabas viendo que ese recuerdo es ahora más gris e insípido, la inocencia es un potenciador de las sensaciones, porque no está manchada, es virgen de dolor.
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