Se realizó un concurso por todo el planeta, cuyo premio era permitir a una persona que eligiera una frase y sería emitida por todo el mundo al mismo tiempo, en todos los idiomas, y por todos los medios de comunicación.
En el mismo momento que se hizo público el nombre del elegido, todo su círculo más próximo de conocidos y los que no lo eran tanto, comenzaron a darle ideas, pide la paz en el mundo, salud para todos, multitud de mensajes religiosos, filosóficos, publicitarios, de diversos autores, premios nobel, escritores, filósofos, santos, , incluso los que pedían que sacara provecho económico para si mismo de aquella oportunidad.
Pero este ciudadano anónimo con mucha amabilidad hizo oídos sordos de todas las recomendaciones, pues tenía muy claro desde el primer momento lo que iba a decir.
El día llegó se montó un escenario enorme, y un mar inmenso de público expectante frente a él, y por todo el globo, esperaba sus palabras, como las de un nuevo profeta.
Lentamente se acercó al micrófono, las cámaras lo enfocaron en primer plano, respiró profundo y sus palabras surgieron sencillas -"Confío en vosotros"-. Tras ellas tomó carrerilla y saltó al público como en cualquier concierto de rock, y el publico lo acunó como una marea de cariño.
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