Ahí me hallaba yo agazapado en la habitación de enfrente, había cerrado con llave desde dentro, para que creyera que no estaba, pero esto no quería perdérmelo por nada del mundo.
Entró y se dirigió a nuestra habitación, cuando vió algo que no debía estar ahí, su cara de sorpresa, valía cualquier esfuerzo, comenzó a desenvolver el paquete con mucho cuidado, se que guarda incluso el papel de los regalos, cuando por fin descubrió lo que era, su reacción fue la que yo esperaba, primero se le llenaron los ojos de lágrimas y luego movió la cabeza de lado a lado, con el ceño fruncido, por que pensaba que yo era un inconsciente, por haberme gastado una ingente cantidad de dinero, en algo que solo era bonito, aunque por la expresión que puso cuando lo vió por primera vez, lo deseaba mucho.
No es tu cumpleaños, ni San Valentín, ni Reyes, ni Papa Noel, ni nuestro mesversario, porque a aniversario no llegamos todavía, ni nada parecido. Hoy es martes, y te quiero.
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