Tu dedo comienza a marcar un número imaginario de teléfono en tu pelo, como en los antiguos aparatos telefónicos, tu marcas y el rizo vuelve a sus sitio, tu marcas y el rizo vuelve a su sitio, esperando quizás, que te responda las preguntas o inquietudes que tienes.
Una linea telefónica privada que no quiero interrumpir, puede que pudiera ayudarte o consolarte, pero tu mirada perdida en tu mundo de dudas me disuade de ello, si quieres mi ayuda vendrás como siempre haces, si quieres ocultármelo lo harás como siempre haces, pero siempre, estaré allí para que no te sientas sola con tus dudas.
Cuelgas el imaginario teléfono y me miras, ahora eres consciente de que te observaba en la distancia, sonries medio avergonzada, enarcas una ceja como recriminándome que te estuviera mirando fijamente, se que no te gusta, y vuelves a marcar el número en tu pelo, ojalá esta vez las soluciones respondan a tus inquietudes.
2 comentarios:
Me ha encantado leerte.Megustan mucho éstas entradas de "el observador", tienes mucha imaginación deberías de participar en algún taller de escritura porqu elo haces muy bien.
Simone B. - Muchas gracias, pero solo soy un cuentacuentos, me alegro que te gusten.
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