Boss: 1ª Temporada: Un megalómano en Chicago

Una serie política con un trasfondo personal y una oscura y ominosa enfermedad que hipoteca el futuro de su personaje central, un alcalde de Chicago con una agenda maquiavélica con todos los medios para conseguir sus fines, que en un comienzo podría parecer despotismo ilustrado pero que al final no todas sus acciones acaban ayudando a su amado Chicago, una ciudad representada en un tono grisáceo, cemento y hormigón que han perdido su alma.

Se ha mantenido desde el piloto la gran cantidad de primerísimos planos de ojos, boca, manos, representando las emociones de los personajes desde muy cerca, combinado con esas partes que muestran la confusión del alcalde cuando su enfermedad comienza a hacer estragos, con imágenes borrosas y oscilantes, han creado una atmósfera que la hace diferente a la vez que ayuda con el relato.

En cuanto a los actores a Kelsey Grammer le toca llevar el peso de la serie pero los secundarios tienen sus propios momentos para brillar, de forma que no resulte una trama demasiado centrada en el personaje central, que acaba siendo cansina, lo que han conseguido con bastante acierto es desarrollar tanto las tramas personales como las políticas de forma paralela, e incluso mezclarlas con la parte periodística, lo que ha faltado quizás es el lado humano de la población de la gran ciudad, que solo se ve cuando se representa la contaminación de las aguas por los residuos.

Los giros de guión finales son traumáticos y devastadores con lo que deja claro que no le va a temblar la mano a los guionistas a la hora de avanzar sin cortapisas, esta historia del político con todos los recursos para mantener su poder, capaz de mantener su aura de invulnerabilidad incluso en sus momentos más bajos de salud, que cree que sigue haciendo el bien pero ha perdido la perspectiva completamente desde la cima de su sillón en el ayuntamiento, aunque su cerebro ha puesto fecha de caducidad a su mandato, un buen drama político que da un nuevo aire a la cadena Starz.